Máster en Gestión y Dirección de Empresas (MBA)
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De las cotizaciones obligatorias a la Seguridad Social de empresas y trabajadores, existe un porcentaje que se destina al denominado fondo de formación continua bonificada. Con ese dinero se financian cursos de formación de los que los empleados en activo, y las empresas, pueden aprovecharse para mejorar sus habilidades y competencias profesionales, o adquirir nuevas aptitudes con las que reforzar su desempeño. Sin embargo, ni todos los empleados, ni por supuesto todas las empresas, conocen este mecanismo.
De hecho, según un informe recopilado por Garben, el 82 por ciento de las compañías desaprovecha esta opción formativa, un índice que se eleva tres puntos en el caso de las pequeñas empresas. "Hay mucho desconocimiento de la formación bonificada entre las pymes. El nuevo modelo existe desde 2004 y, sin embargo, muchos (empresarios) no saben ni que existe. El desconocimiento es el principal factor de que se dejen de utilizar tantos recursos".
¿Pero de cuánto dinero estamos hablando? En términos monetarios, el valor de esa formación que no se imparte asciende a 835 millones de euros en los últimos cuatro años, es decir, que cada año las empresas y los trabajadores dan la espalda a cursos por valor de más de 200 millones de euros.
¿En qué consiste?
Vayamos al terreno práctico. ¿En qué consiste la formación continua bonificada? "En primer lugar, conviene aclarar que no se trata de cursos gratis". En España existen tres tipos de fondos estatales dirigidos a la financiación de actividades formativas. Por un lado están las subvenciones, que implican un ahorro directo para la empresa y/o el trabajador sobre el precio del curso ofertado. En ocasiones estas subvenciones suponen un ahorro de hasta el cien por cien.
Por otro lado se encuentran los fondos de oferta, que ofrecen promociones formativas. En tercer lugar hallamos la bonificación a través de las cuotas a la Seguridad Social. "La empresa paga el curso, lo que pasa es que luego se bonifica ese importe en las cuentas de la Seguridad Social, llegando a recuperar hasta toda esa cantidad, con lo que en la práctica no supone gasto alguno".
¿Cuánto se puede bonificar?
Los niveles de bonificación son diferentes en función del tamaño de cada empresa. Según comenta el director de Garben, "las microempresas de hasta 9 trabajadores pueden recuperar hasta el cien por cien de lo que inviertan en este tipo de formación".
En el caso de una compañía de 10 a 49 empleados, "el importe máximo es del 75%". Esta cantidad desciende al 60 por ciento para las medianas (de 50 a 249 tra- bajadores) y se sitúa en el 50% para las grandes empresas. Estas cifras no implican que todo lo que la empresa invierta en formación bonificada se pueda recuperar.
"Existe un límite. Por ejemplo, en las compañías de entre 1 y 5 trabajadores, el máximo bonificable son 420 euros. A partir de ahí, lo que se gaste ya no se puede bonificar, aunque el coste laboral del tiempo que pase el empleado en el curso cuenta como aportación privada a la Seguridad Social".
¿Quién costea los fondos?
Los fondos proceden de las cotizaciones obligatorias a la Seguridad Social de empresas y trabajadores. Por ejemplo, en el caso de un mileurista que tenga un sueldo bruto anual de 16.000 euros, la compañía aporta 96 euros, mientras que el empleado lo hace con una contribución de 16 euros. En suma, en 2009 se recaudaron 98 millones de euros en fondos disponibles para las microempresas, y 285 millones para las medianas. De esta cantidad quedaron sin uso 18 millones, en el caso de las primeras, y 125 millones, en el de las segundas.
¿Por qué no se aprovechan?
Desde Garben explican que uno de los motivos de que muchas empresas no aprovechen los fondos bonificables se debe al desconocimiento. Por eso reclaman una mayor publicidad por parte de la Fundación Tripartita para la Formación en el Empleo sobre cómo utilizarlos mejor. Este diario ha tratado de ponerse en contacto en repetidas ocasiones con dicha fundación, sin éxito.
"En muchas ocasiones, el motivo es que los cursos ofrecidos no cubren la formación específica que necesitan los empleados". Un tercer factor viene motivado, "en que conlleva mucho papeleo y las pymes no saben cómo gestionarlo". Por eso son las grandes empresas las que más recurren a estos fondos.
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