La lógica podría llevarnos a pensar que los coches más pequeños son la mejor opción para los que necesiten un vehículo en tiempos de crisis. Pero la realidad es bien distinta. Las ventas de automóviles más baratos están cayendo al mismo ritmo que las de los más caros, incluso más deprisa. Hasta febrero, los modelos denominados micro y pequeños sufrieron un desplome en las matriculaciones del 42% y del 50%, respectivamente, según datos oficiales de las asociaciones de fabricantes y vendedores. El segmento de lujo retrocedió en ese mismo periodo un 53% y los todo terreno de lujo tan solo un 22%.
Los coches pequeños o baratos tienen como público objetivo a los segmentos de la población con necesidades de movilidad pero con un bajo presupuesto. Si el paro o simplemente la incertidumbre económica les afecta directamente se olvidan de comprase un vehículo por bajo que sea su precio.
Otros posibles compradores de este tipo de modelos baratos podría ser la gente con un poder adquisitivo más alto que necesita cambiar de vehículo. ¿Se van a rebajar a comprar un coche tan barato o de un segmento inferior al que tienen sólo por ahorrar en tiempo de crisis? Seguramente no. Su opción más probable es alargar la vida útil del coche que tienen: ya llegará un mejor momento para comprar.
La única esperanza para estos modelos podrían ser las familias con un buen poder adquisitivo que necesitan comprar un segundo coche para ir al trabajo o moverse por la ciudad. Aunque la imagen de marca de estos coches anticrisis pueden hacer decantarse a más de uno por un segundamano.
Por encima de los coches de bajo precio, el arma de los descuentos agresivos puede ser más eficaz para intentar frenar la caída de las ventas. A pesar de ello, en el mercado español hay unos cuantos modelos que se pueden comprar por menos de 8.500 euros.
Aquí están los más baratos:
Tata Indica 1.4: 6.461 euros
Dacia Sandero 1.4 Base: 7.450 euros
Renault Twigo 1.2: 7.990 euros
Citroën C1 1.0: 8.010 euros
Chevrolet matiz 0.8: 8.150 euros
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