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El G20 de los europeos erradicará los paraísos fiscales


Los líderes de los siete países europeos invitados a la cumbre del G-20 en Londres el 2 de abril, se conjuraron ayer en Berlín para "erradicar los paraísos fiscales", en palabras del presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, y evitar los espacios de opacidad y falta de control en los mercados de capitales. La anfitriona, la canciller alemana, Angela Merkel, anunció que habrá una lista negra antes de la cita de Londres, mientras que el presidente francés, Nicolas Sarkozy, amenazó con sanciones a quienes se resistan a la transparencia financiera.

Mientras que, como recordó Sarkozy, el comunicado final de la cumbre de Washington, el 15 de noviembre pasado, apenas aludía al asunto, el documento aprobado ayer aboga por tomar "acciones definitivas contra los paraísos fiscales y jurisdicciones que no cooperen" en proporcionar datos sobre evasión fiscal, lavado de dinero y financiación del terrorismo. La lista de paraísos fiscales de la OCDE incluye 38 plazas financieras; entre ellas Gibraltar y Andorra, esta última señalada como una de las tres que no cooperan, junto a Mónaco y Liechtenstein.

Los líderes europeos fueron mucho menos contundentes respecto al control de los fondos especulativos, al que se resistió el premier británico, Gordon Brown. El texto pactado se limita a señalar que "todos los mercados, productos y actores financieros -incluidos los hedge funds y otras sociedades privadas de inversión que puedan suponer un riesgo estructural- quedarán sujetas a una supervisión o regulación apropiada". También propone desvincular los incentivos a los agentes financieros de los beneficios a corto plazo para evitar que asuman excesivo riesgo y respalda la carta de desarrollo económico sostenible que plantea Merkel.

Los siete líderes europeos (Merkel, Sarkozy, Brown, Zapatero, el italiano Silvio Berlusconi, el holandés Jan Peter Balkenende y el checo Mirek Topolanek), acompañados por el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso y del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, comparecieron en una rueda de prensa sucesiva e interminable, tanto que algunos protagonistas no tuvieron reparo en bromear mientras otros intervenían. Pero el ambiente distendido no disimuló las tensiones, especialmente, por el plan francés que condiciona las ayudas al automóvil al empleo local.

Topolanek atribuyó a la prensa sus diferencias con Sarkozy, pese a la patente frialdad entre ambos, y éste se zafó de la cuestión. Fue Merkel la que, tras recordar que corresponde a la Comisión dictaminar si los planes nacionales respetan la competencia, advirtió de que "no sirve de nada hacer bien las cosas si otros no cumplen las reglas" y que "hay considerables ayudas públicas a la industria del automóvil en EE UU". La canciller reveló que ya se ha planteado el asunto a la Administración de Obama, aunque quiso quitarle hierro. Zapatero, por su parte, se hizo eco de las quejas de los bancos españoles, al señalar que las ayudas al sector financiero pueden alterar la competencia.

El riesgo de que países del Este e incluso de la zona euro tengan que ser rescatados para evitar la suspensión de pagos sobrevoló la cumbre. Sarkozy eludió dar nombres para "no crear inquietudes adicionales", pero reconoció que el problema se abordará el domingo en la cumbre de los Veintisiete.

Berlusconi, que llegó a asegurar que los parados en su país están "bastante bien", reveló que se ha encargado a los ministros de Economía que estudien la posibilidad de crear "eurobonos" (idea respaldada por el presidente del FMI, Dominique Strauss-Kahn) para facilitar crédito a países con problemas de solvencia.

Pero en una forma de trasladarle la responsabilidad de eventuales rescates, otro acuerdo de ayer propone "duplicar los recursos del FMI

[hasta 500.000 millones de dólares] para que pueda ayudar con rapidez y flexibilidad a sus miembros cuando tengan problemas en su balanza de pagos". Preguntado por un periodista francés por los problemas de Irlanda, España y Grecia, Juncker no ve riesgo de quiebra en ningún país de la zona euro y que ésta "siempre ha sabido responder a cualquier emergencia". Eso sí, advirtió: "Los países saben que la responsabilidad es nacional".

Bajo la mirada de Merkel y Berlusconi, Zapatero se refirió a la absorción de Endesa por el gigante público italiano Enel. Obviando la resistencia del Gobierno al desembarco de la alemana E.ON, aseguró que se trata de "una empresa privada" y que el cambio de propietario "no producirá ningún problema".

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