Área Gestión Empresarial - IECS

ÁREA GESTIÓN EMPRESARIAL, MBA Y COMERCIO INTERNACIONAL DEL INSTITUTO EUROPEO CAMPUS STELLAE

Urban Hacking: del activismo al mix de marketing


¿Qué pasaria si entra un día en el metro y se encuentra a una docena de personas haciendo picnic en el vagón? Pues que se llevaría una buena sospresa y se convertiría en una victima de un ataque del denominado Urban Hacking. Y este tipo de estrategias son cada vez más frecuentes.

Los flash mobs no son más que una variante de la modalidad conocida como urban hacking. La expresión es un tanto exagerada. Cuando se habla de hacking (piratear) se suele hablar de una acción fuera de un sistema o contra un sistema y de una ruptura de lo habitual. Cuando se habla de urban hacking, de lo que se habla es de una ruptura creativa de las rutinas, de una irrupción original e inteligente en la vida cotidiana.

Se trata de una modalidad publicitaria que se ha adoptado de las líneas artísticas más relacionadas con la acción, como el performance o el happening. Los artistas accionistas organizan acciones insólitas y sorprendentes en el espacio público y "piratean" así las convenciones sociales y valores, el código de comportamiento normal, es decir, el sistema urbano y social. Estos atributos los aprovecha la publicidad para llamar la atención a los transeúntes cuando una marca organiza una flash mob, por ejemplo. El objetivo de estas acciones suele ser deconcertar al transeúnte y provocar una relación diferente y más consciente con el espacio público. Los organizadores no suelen rebasar el límite del buen gusto.

Ya hace más de diez años que este tipo de acciones comenzó a utilizarse en el entretenimiento y la creación audiovisual. El videoclip de Fatboy Slim "Praise You" mostraba a un grupo de bailarines aficionados que organiza un espectáculo espontáneo en la puerta de un cine. La primera vez, los propietarios del cine no entendieron la acción y quitaron al grupo el reproductor de música, si bien los transeúntes parecían bien entretenidos.

Desde 2003, este tipo de acciones comenzaron a ser conocidas como flash mobs o, con menos frecuencia urban hacking. En la actualidad, Charlie Todd convoca a la gente para que pasee por las estaciones de tren sin pantalones o convence a gemelos idénticos para que se sienten uno frente a otro en un vagón de metro con ropa exactamente igual y postura exactamente simétrica. Desde hace poco, organiza musicales espontáneos.

También en Munich existe un grupo de piratas urbanos en torno al artista accionista Benjamin David. Bajo el nombre Die Urbanauten (Los urbanautas), el grupo organiza "enjambres". Hace unas semanas, un enjambre de gente se reunió en un exquisito centro comercial de la capital bávara para hacer pompas de jabón. A continuación se fueron a un banco con varios cajeros automáticos y formaron una larguísima cola en un solo cajero. Como si se tratase de un enjambre de abejas, los artistas llevan a cientos de personas a una acción a otra. convocadas por SMS y Twintter.

En Madrid se han organizado algunas acciones y flash mobs espontáneas. En 2009, un grupo convocó a un desayuno colectivo en la plaza de Colón. Y se han convocado también guerras de almohadas. En otras ciudades se han organizado guerras de globos masivas en plaza públicas, bailes colectivos mudos al son del reproductor musical personal de cada uno. La tecnología ayuda a estas concentraciones, pero también en su enemigo. Las personas se llevan parte de sus esfera privada con ellos en sus reproductores de medios y sus móviles; pero estos dispositivos también les ailan de entorno. El urban hacking también pretende sacar a la gente de su burbuja individual.

Otras formas de urban hacking son el culture jamming y el adbusting, modalidades que suelen parodiar la publicidad. El grupo AdBuster es una red de activistas que se dedican a falsear publicidad de marcas conocidas en todo el mundo y poner de relieve las ideas de visión del mundo que comunican los anuncios publicitarios.

También está la autodeclarada guerrilla de la comunicación, que se dedica a difundir información falsa para poner al descubierto lo crédula que es la sociedad. El grupo de activistas The Yes Men piratea las identidades: se hacen pasar por representantes de grandes empresas e instituciones o falsean sus páginas web, han llegado a dar conferencias en eventos haciéndose pasar por dichos representantes, generalmente en el ámbito de la política. La escena artística también hace tiempo que utiliza estos medios. En Viena se ha dedicado una exposición temática al urban hacking, titulada Paraflows.

Y finalmente, la publicidad se ha aporpiado de esta modalidad de comunicación. Volkswagen Suecia convirtió una escalera mecánica del metro de Estocolmo en un gran teclado de piano,que se activaba con las pisadas de los transeúntes gracias a un conjunto de sensores y altavoces. La idea era evitar que los usuarios empleasen la escalera mecánica y fuese a pie. Y el sistema funcionó: un 66% más de personas utilizó las escaleras normales. El experimento se llamo Fun Theory.

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